Amanecía una espléndida mañana de verano, ideal para dedicarse a la jardinería. Sin embargo de un momento a otro la calidez del sol se volvió abrasadora, los susurros de las chicharras se convirtieron en gritos y el perfume de las flores ya solo olía a sangre. Pese a todo Tomás volvió al trabajo.
Amanecía una espléndida mañana de verano, ideal para dedicarse a la jardinería. Sin embargo de un momento a otro la calidez del sol se volvió abrasadora, los susurros de las chicharras se convirtieron en gritos y el perfume de las flores ya solo olía a sangre. Pese a todo Tomás volvió al trabajo.